-Y sí, lo más importante es decir la verdad, siempre. En fin, ¿qué hacemos hoy al final? ¿Ya te decidiste?
-¿Eh?
-¿Cómo “eh”? ¿Elegiste entre los dos bares que te dije?
-No, ¿qué bares?
-Los que te conté por Whatsapp...
-Te juro que no tengo idea de qué estás hablando.
-Te mandé un audio contándote sobre cada lugar para que eligieras.
-Ah, es que... Nunca escuché tus audios.
-¿Qué?
-Eso, no los escucho.
-¿Y por qué no los escuchás?
-Porque, no sé, das muchas vueltas, te vas por las ramas, y no es que es gracioso o interesante lo que comentás, es sólo relleno. ¿Te acordás de la otra vez que nada más te pedí una fecha y una dirección y me terminaste mandando un audio de tres minutos? Es un montón.
-Me ofende muchísimo esto. O sea que me la pasé hablando al pedo en cada uno de los audios.
-No, a ver, desde que está esto de adelantar la velocidad x2 te escucho algunos, pero antes te respondía cualquier cosa genérica como para que no te dieras cuenta que no los escuché.
-¿Me estás haciendo un chiste? No puedo creer que me estés hablando en serio.
-Te juro que es en serio. Vos recién dijiste que lo más importante es decir la verdad. Bueno, esta es mi verdad. De hecho, ahora que lo pienso, se siente bien decir la verdad, ¿vos cómo te sentís?
-Horrible, siento que me tomaste el pelo.
-Y bueh, estás medio verde me parece. Ya te vas a acostumbrar a que la verdad duela. Yo ya tengo blindaje a la verdad.
-No cambies de tema.
-Ah, bueno, disculpá, hablemos de lo que vos querés entonces.
-¿Qué carajo te pasa?
-Hoy es viernes, todo me chupa un huevo.
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