viernes, 4 de septiembre de 2020

Racing y la pasión

-¡Hola!
-Hola, querido.
-¿De verdad sólo tenés una hora?
-Sí, porque tengo que armar el bolso, mañana salgo de viaje.
-Ok, ¿vamos a este bar? Está re bueno -dijo, y señaló un local.
-No, porque hay poco tiempo y la verdad no escucho nada en esos barsuchos. Además, quizás ni haya lugar…
-Bueno, ¿vamos a ese café? No sé, decime qué querés, yo más que de bares no sé para ir a tomar algo -preguntó esta vez, apuntando hacia otro lugar.
-Dale, vamos ahí. Pidamos rápido un café los dos, así podemos hablar más.
-Qué decidida.
-¿Y por qué no?


Entraron al pequeño café, encargaron su pedido antes de sentarse, y luego tomaron asiento.

-Contame, ¿a dónde te vas de viaje? Ayer hablamos y no me dijiste -indagó él.
-A Mendoza, es un viaje por mi laburo, tengo que juntarme con unos organizadores de eventos.
-¿Vos organizás eventos?
-No, tonto, ya te dije cómo es. Yo ayudo a mi jefa, lo que hago es ir y representarla. Como conozco todo lo que hacemos, me mandan a mí. Ella está bastante ocupada.
-¿Cuántos días vas?
-Dos, tres. Creo que en total son tres, pero paso dos noches ahí.
-¿Tenés algún plan?
-Siempre hay algún plan. En este caso, lo que tengo que hacer es competir con unos chilenos.
-¿Chilenos?
-Sí, es lo que pude averiguar. Pero la verdad va a ser bastante fácil, con los dramas que hay para transferir dinero al exterior, la tengo re ganada. Ellos organizan cosas muy copadas, pero la realidad es que con eso del pago saco ventaja
-Vos les ofrecés la organización del evento, presentás tarifas y el laburo en sí, ¿no?
-Exacto. Qué atento estuviste, quedás contratado.
-Ja ja.
-Bueno, en fin. Habiendo poco tiempo, tengo que preguntarte algo -insinuó ella.
-Decime…
-Ah, pará, ahí viene el café -interrumpió la chica.
-Qué rápido lo hicieron…
-Es sólo un café.

La camarera sirvió ambas bebidas calientes, y se retiró.

Tras instantes de silencio, él habló:

-¿Qué querés preguntarme?
-¿Por qué dijiste de juntarnos?.
-Es que veníamos hablando bien por chat, y bueno, creí que vernos era una buena idea -aseguró el muchacho.
-Claro…
-¿Qué?
-O sea, ese es el argumento pero… ¿cuál es el objetivo? Es decir, ¿qué proyectaste de esta salida?
-Muchas risas.
-¿Te parezco graciosa?
-Sí.
-Gracias, sos re capo.
-Ja ja, ¿te puedo preguntar por qué aceptaste?
-Rara vez digo que no, me gusta probar cosas nuevas.
-Sos de esas que innovan…
-No. Me gusta probar cosas nuevas, pero casi no lo hago. Vos me parecés súper lindo, por eso acepté, pero la verdad no sé si haya tanta química.
-Ah…
-O sea, sos medio futbolero, y eso me la baja muchísimo, no hay nada que tenga menos sex appeal que un pibe gritando porque once desconocidos metieron un gol.
-Es una cuestión de pasión.
-No, pará, yo te re entiendo con lo de la pasión, pero la verdad me parece una burrada dedicar tiempo de tu vida a eso. Todo lo que genere divisiones es una pérdida de tiempo. Vos sos de… ¿Racing?
-Sí, de la Academia.
-Ja ja ja, hasta tienen sobrenombres, ¿cuántos Racing hay en el mundo como para que tengan que usar un apodo?
-Hay 47 en el mundo.
-Uh, qué buen dato. Seguro debe servirte mucho en tu vida cotidiana.
-Viste. Me re sirve.
-Dale, no me pongas cara de orto.
-No te pongo cara de orto. El tema es que vos te reís de mi pasión, ¿a vos te gustaría que me riera de la tuya?
-¿Y vos sabés cuál es mi pasión?
-No.
-Entonces no tenés nada de qué reírte.
-Bueh, me puedo reír de que sos una gorda creída.
-Epa, arrancamos con la violencia. Típico de monito de cancha, guarda que yo no me “banco los trapos”, me da cosita que me peguen.
-Qué pelotuda que sos, flaca.
-¿No dijiste que era gorda recién? Y no soy pelotuda, tontito.
-Sí, sos una pelotuda de mierda.
-Bueno, está bien, me zarpé.
-…
-Es que tuve un día largo, perdoná.
-Ok.
-A ver… ¿qué otras cosas te gustan?
-No sé.
-Dale, bobito -dijo, y extendió su mano sobre la mesa, como para tomar la de él- está todo bien, era una bromita lo anterior.

Él pareció ceder, y comentó:

-Me gusta jugar partidos con mis amigos.
-No, dale, por favor, algo que no sea fútbol -replicó, levantando los brazos.
-Bueh, no sé, salir con mis amigos, juntarme con mi familia los domingos.
-¿Hacen asado familiar?
-Sí, nos juntamos toda la familia, somos varios.
-¡Qué bien! ¿Tenés hermanos?
-Sí, una hermanita, te había contado.
-Cierto, perdón, ¿qué edad tenía?
-Quince.
-Qué linda edad, está en plenitud hormonal.
-Sí, cada vez que trae un novio me peleo, me dan ganas de cagarla a palos.
-¿Por qué?
-Porque es una desubicada, es chiquita, la tengo que cuidar para que no ande con cualquiera.
-Ay pero, ¿vos no andabas con cualquiera a su edad?
-No.
-¿Seguro? ¿No competías con tus amigos para ver quién la ponía más? ¿O algo así?
-Para los hombres es distinto.
-¿Ah sí?
-Sí, no sé, es más fácil qué sé yo.
-Contame por qué es “más fácil”, por favor.
-Ni idea, no me lo puse a pensar. El tema es que no da que cualquiera se meta con ella, tiene que andar con alguien que valga la pena.
-Ella puede andar con cualquiera.
-…
-De hecho, se debe estar garchando a cualquiera. Así es la adolescencia, seguro sale con un chico con el que fantasea que va a estar para siempre, bien de pendeja boluda. No te asustes, es algo que nos pasó a todas.
-Cerrá el orto.
-¿Perdón?
-Le estás faltando el respeto a mi hermana, ella no es una puta. No te metas con mi familia.
-¿Puta? ¿Puta por coger o andar con quien se le cante?
-Vos la describiste como una puta.
-Yo describí al general de las mujeres a esa edad, nosotras solemos ser así a los quince. Según entiendo, vos pensás que todas las mujeres fuimos o somos putas.
-¿Sabés qué? No tengo por qué bancarme esto.
-¿No? Vos me invitaste…
-Sí, ya sé.
-¿Entonces? ¿Querés irte?
-Deberías irte vos, porque sos la que me está faltando el respeto.
-Qué áspero.
-Además, este lugar de mierda que elegiste, horrible. No tiene música, nada. El bar de enfrente tiene toda la onda y vinimos a esta porquería.
-Levantate y andate si no te gusta.
-No, no es de caballero.
-Creo que ya pasaste hace rato la fase de “caballero”.
-Tendría que acompañarte a la parada, no podés andar sola a esta hora.
-Siempre ando sola a esta hora. Dejá, me voy yo.
-Bueno, como quieras.
-Sí, es que tampoco me sobra el tiempo.
-Ok.
-Bueno, fue lindo encontrarte, eh.
-No hace falta que seas irónica.
-En serio, te digo la posta.
-Bueh…
-Fue lindo confirmar que sos terrible boludo.
-Matate.
-Dale. Suerte con Racing, alentalos fuerte, así juegan mejor y levantás tu autoestima con logros de otros.
-Andá, gorda pelotuda, tomate el palo.
-Chau, zonzo.
-Gorda de mierda.

La chica se fue rápidamente, y él se tomó su café. Luego bebió el de ella.

Cinco minutos más tarde, se levantó, tomó su campera, y le tocó retirarse a él. El muchacho se olvidó de pagar, pero la moza pareció no darse cuenta.

Antes de llegar a la esquina, el jovencito paró a comprar en el kiosko y, cuando sacó la billetera, la besó. En esa billetera tenía una pequeña foto del estadio de Racing.
Finalmente, con la noche ya vigente, continuó su marcha.



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