miércoles, 15 de julio de 2020

Cumpleaños en pareja

-¡Feliz cumple, mi amor!
-¡Ay, gracias!
-Te traje un regalo...
-Gracias, amor, ¿qué es?
-Mirá...
-A ver...

-...
-...
-¿Y? ¿Te gusta? -preguntó él.
-¡Sí, es muy lindo!
-No te gustó.
-¡Sí, amor! Me re gustó.
-Qué mentirosa que sos. No sé por qué no me decís que no te gustó y listo. Me re esmeré comprándotelo.
-Pero si te estoy diciendo que me gusta.
-Bueh, está bien.
-Amor, no te enojes, por favor... -le pidió, con tono de ruego.
-No me enojo, voy al cuarto un ratito.
-Bueno, si así te ponés un poco más tranquilo, está bien. Yo pongo el agua para tomar un mate, ¿dale?
-Está bien.

El muchacho fue hacia el cuarto y ella, mientras tanto, llenó la pava, y encendió el fuego de la hornalla. Luego se sentó a la mesa, y centró sus ojos en la computadora. Ella solía desconectarse de las redes, ponerse los auriculares y mirar algunos videos en YouTube, ese era su "descanso" después del trabajo.
Eso mismo se dispuso a hacer, hasta que el agua estuvo lo suficientemente caliente para el mate. Entonces, se levantó, apagó el fuego, y sacó la yerba.

Entre tanto, el novio salió del cuarto eufóricamente, y preguntó con violencia:

-¿Quién carajo es este tipo?
-¿De qué hablás? -preguntó ella, asustada.
-Este tipo, del Whatsapp, ni siquiera agendaste su número, ¡¿Quién carajo es?!
-Pará, pará, ¡calmate! Es un amigo, no lo agendé porque cambió el número, y colgué en guardarlo. Pará un poquito...
-¿Y para qué mierda le decís que es lindo y que lo querés? ¿Me estás cagando con este pelotudo?
-Ay, chabón, ¡dejame de joder! Yo digo lo que quiero a quien quiero, y eso no tiene nada que ver con nuestra relación. Ya hablamos esto, ¿otra vez lo mismo?
-¡Dejame de joder vos! ¿Por qué me tengo que bancar esto? Soy tu novio y tengo derechos. Quiero que dejes de hablar con este imbécil. Ahora mismo.
-¿Qué?
-Escribile que no vas a hablar más con él. ¡Ahora!
-¡No!
-Bueno, dale, lo escribo yo entonces.
-¡Dame mi celular! Además, ¿quién te mandó a revisar mi teléfono? ¡Psicópata!
-Ya está, ya se lo escribí. Ahora va a aprender, y vos también.
-¡Yo no aprendo nada! ¡Vos sos el que está mal acá! Yo no te jodo con nada, nunca, y vos cada vez que podés me hacés un problema por pelotudeces. Quiero ser feliz, y vos hacés todo lo posible para amedrentarme. Dejá mi vida privada en paz, ¡entendé que tenés que separar nuestra relación de mis vínculos con otras personas!

El muchacho bajó el ritmo, la miró fijamente, y dijo:

-Perdón. Me excedí.
-Está bien, pero no lo hagas más -pidió ella.
-Perdón, en serio. Tomemos el mate.
-Hay que volver a calentar el agua.
-Tenemos tiempo.

Ella sonrió levemente, y nuevamente la pava estuvo sobre la hornalla.

El resto del día transcurrió con normalidad. Tuvieron relaciones, durmieron una siesta, miraron la televisión, y a la noche cenaron. Una vez que estuvieron acostados para dormir, el muchacho habló:

-Amor…
-¿Qué pasa?
-Quiero que hagas algo por mí…
-¿Qué cosa?

Él la miró con picardía, y determinó:

-Ya sabés lo que quiero…

La chica sonrió, y dijo:

-Está bien, pero nada de acabar en la boca, ¡eh!
-¿Y dónde entonces? Que me lo hagas se trata de eso también…
-Ingeniátelas, yo te presto mi boca, pero no la manches… ja ja.
-Bueno -contestó, pícaro- me las ingeniaré…

Ella descendió rápidamente, y bajó el pantalón de su novio. En cuestión de segundos, su boca estaba llena, rebalsando de saliva. Mientras, el chico gemía suavemente.

La chica alternaba entre movimientos rápidos y suaves, llegando hasta el fondo de su garganta en más de una ocasión. Pasados unos minutos, él interrumpió:

-Amor, estoy por acabar…
-Bueno, ¿qué vas a hacer?
-Voy al baño, ¿te parece? Así vos no tenés que limpiarte ni nada.
-¿Esto también es un regalo por mi cumpleaños? Ja ja.
-Sí… más o menos… ja ja.
-Bueno, andá, lindo…

El novio cruzó la puerta de la habitación, y volvió a cerrarla para que no entrara la luz de la lámpara de la cocina, que quedaba prendida cada noche. La chica se acomodó y, breves instantes más tarde, se durmió profundamente.

Muchos minutos después, se escuchó un estruendo en la casa: Era la puerta del cuarto abriéndose con terrible violencia. La jovencita se incorporó, abrió los ojos y vio a su novio mirándola con odio:

-¡¿Qué pasó?! -gritó ella.
-Que sos una hija de puta, eso pasó.
-¡¿Qué?! ¿Por qué golpeaste la puerta? ¡¿Qué pasa?!
-¿Me estás engañando con otro tipo?
-¿Por qué me preguntás eso?
-¡Contestá!
-No, no. Quedate tranquilo, por favor…
-¡No me quedo tranquilo un carajo! ¡Puta mentirosa!

Ella comenzó a llorar.

-¿Por qué me tratás así? Yo sólo estaba durmiendo, por favor, quiero estar tranquila, nada más… -lamentó, mientras las lágrimas caían de sus ojos.
-¿Siempre sos la víctima? Te vi las conversaciones con un flaco, ¿vas a seguir tomándome de pelotudo?
-Amor, decime las cosas, por favor -le pidió, con mucha dificultad para hablar- ¿qué te molesta? ¿Qué viste?
-Acabo de ver tu celular.
-¡¿Otra vez?! ¡Dejá de agarrar mi celular!
-Callate. Vi las conversaciones que tenés en Instagram con un tipo que tiene un nombre en inglés, ¿quién es? ¿Es del trabajo? Porque dice que le encanta como se la chupás, ¿qué tal eso, putita? ¿Qué tenés para decir?

La chica volvió a estallar en llanto.

-¡Perdón! ¡Perdón! Por favor, ¡perdón! -gritó ella.
-¿Por qué lo hiciste?
-¡Porque para mí no significa nada el sexo! Yo te amo, ¡te lo juro!
-¿Y si no significa nada, por qué mierda lo hiciste?
-¡Porque me gusta! ¡Pero no por eso te amo menos! Creeme, por favor…
-No sé qué decir. No tengo idea qué decir.
-Vení, acostate conmigo, abrazame, vayamos a dormir. No peleemos, ya está. Por favor...
-¿Ya está? ¿Así nomás? ¿Ya está?
-Vení, por favor te lo pido, mañana lo hablamos a la noche. Te lo ruego, amor, tengo que madrugar para el trabajo.
-¡¿Encima venís con pretensiones?!
-¡Por favor, por favor, por favor! -rogó, ya casi sin voz- Te juro que después de hoy hago todo lo que quieras, pero vayamos a dormir. Vení amor, por favor…

Su novio se acercó lentamente, y se acomodó al lado suyo. Luego se pusieron de costado, con él detrás de ella. Ambos temblaban de los nervios. Minutos más tarde, él susurró:

-No puedo dejar de pensar en lo que leí.
-Ya está amor, no va a pasar nunca más. Te lo prometo, me equivoqué.
-Pero quiero arreglar esto, no sé, voy y lo cago a piñas, así aprende a no meterse con una mina con novio.
-Es mi culpa, amor, yo soy la que está de novia. No tiene nada que ver él.
-¿Así que es sólo tu culpa?
-Sí, sólo mía.
-Entonces te voy a cagar a piñas a vos.
-Amor…
-¿Le chupaste la pija como él decía en los mensajes?
-Basta…
-¡Contestame!
-No, es enfermizo lo que hacés.
-¿Y lo que vos hiciste no? Respondé.
-Sí, se la chupé, ¿contento?
-¿Te acabó en la boca?
-¿Qué?
-Él lo dijo, ¿te acabó en la boca?
-¡Basta!
-¡Contestá!
-Sí, ¿sabés qué? Sí, ¿ya está? ¿Escuchaste todo lo que querías?
-¿Lo dejaste acabarte en la boca, cuando a mí apenas me lo permitís cada mil años?
-Me voy a dormir al sillón.
-¡No! -gritó él, mientras la agarró para que no se fuera- te quedás acá.
-¡Soltame! ¡Basta! ¡Basta! -vociferó ella, mientras forcejeaba con su novio.
-Perdoname, yo te amo, pero no te merecés que te trate bien después de lo que hiciste.
-¡Soltame, la puta madre!
-¡Dejá de moverte, conchuda! Ahora te voy a coger como la puta que sos.


Pocos minutos después, tras tener un sexo muy violento, el hombre le eyaculó en el rostro, mientras ella sollozaba y respiraba agitada.


Una vez que terminó, la corrió hacia el costado de la cama con desprecio, y se fue a dormir. Ella, por su parte, fue al baño y, mientras sostenía un gesto que oscilaba entre el asco y el miedo en su cara, se metió en la ducha para bañarse.









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