martes, 19 de abril de 2016

Ástrid - Parte 7

Celebrando la supervivencia


Ástrid no me escribió la mañana siguiente.


Me levanté a las 8 para estar atento al celular, pero nunca sonó por algún mensaje de ella. En un momento pensé que quizás se había quedado dormida, así que tomé el celular para llamarla, pero desistí. No me hubiera traído buenos resultados hacerlo.





Pasó el tiempo, se hicieron las 11 y, tras aguantarme incontables veces de escribirle, finalmente lo hice: “¿Nos vemos hoy?”, le envié. Me contestó recién a las 13.

-No, no creo -dijo Ástrid.
-Uh… qué mal, ¿se te fueron las ganas?
-Me quedé dormida, y sí, medio que quiero estar sola hoy.
-¿Cuándo nos podemos ver?
-No sé, vamos viendo -esquivó.
-¿Qué cosa vamos viendo?
-Cuándo vernos.
-La semana que viene es mi cumpleaños, Ástrid -recordé.
-Sí, vi el evento al que me invitaste en Facebook.
-¿Vas a venir?
-¿De verdad pensás que voy a meterme a un bar con vos y tus amigos?
-No sé…
-No, no voy a hacerlo.
-Pero mirá que lo del bar es un rato, nada más, después caemos a lo de un amigo, que prepara el departamento para mi cumple.
-No, pará, peor todavía, ¿la casa de un amigo? No tengo nada qué hacer ahí.
-Dale, Ástrid, venite… son re copados, te van a caer genial, ¡vas a ver, animate!
-Y sí, más vale que me vas a hablar bien de tus amigos si es para convencerme de ir.
-Por favor, es muy importante para mí…
-Es sólo un cumpleaños. ¿Te das cuenta que estás festejando que sobreviviste un año más?
-Con cómo está el mundo, es un logro bastante interesante.
-Jaja, bueno… ¿De verdad es muy importante para vos?
-Sí, me encantaría compartir ese día con vos.
-Y tus amigos…
-Sí, y con vos.
-Entonces voy, pero un ratito nada más.
-¿Te quedás dos horas al menos?
-¿Dos horas? Qué calvario va a ser eso…
-Jajaja, ¡dale! ¡No es tanto!
-Dale, ahí estaré.
-Gracias Ástrid.
-Después pasame la dirección y hora, porque en la del evento en Facebook está lo del bar nada más.
-Sí, enseguida te lo paso.





Le mandé la dirección y la hora aproximada, y enseguida dejamos de hablar, porque tenía que prepararse algo para comer.
Durante la semana me contestó los mensajes prácticamente con monosílabos. Sinceramente, no creí que fuera a venir a mi cumpleaños, dado que nuestro historial para encontrarnos personalmente era pésimo.

Finalmente llegó el día, y me animo a decir que al principio me olvidé un poco de ella, puesto que la atención que recibí de mis seres queridos fue sensacional. Aun así, conforme avanzó la jornada, me puso nervioso por no recibir siquiera un “feliz cumple” de su parte.

Pasaron las horas, cayó la noche, vinieron mis amigos, y entonces fue momento de ir al bar. Ahí nos juntamos los cuatro de siempre, que nos conocemos de toda la vida, y tomamos unas cuantas cervezas y algunos tragos, aunque no tantos, dado que después íbamos a seguir la fiesta en otro lado.
Habiendo pasado dos horas y algo más en el bar, Martín (el que iba a poner el departamento) preguntó por los demás:

-¿Y las chicas? ¿Van directo a casa?
-Sí, tipo 1 caen. Les dije a todos que vinieran directo al departamento, así pasábamos nosotros un rato más íntimo, y podíamos hablar de nuestras cosas más tranquilos -contesté.
-¡Genio, gracias por el aguante! -festejó Martín.
-Che, ¿quiénes vienen? ¿Sofi, Romi, Pili y Maru? -preguntó Diego, el más fiestero de todos nosotros.
-Vienen las cuatro, y algunos compañeros y compañeras del laburo que, a su vez, traen invitados.
-¿Viene Maurito también? -consultó Nacho, el más alto de todos nosotros.
-Más vale que viene, ¡si me recomendó en el laburo! Ja ja -bromeé.
-Buenísimo -celebró Martín, y continuó- ¿Qué vamos a ser, veinte personas, más o menos?
-Ponele que sí -supuse.
-Porque en el evento había un poco más, y a la mayoría los conocemos -añadió.
-Sí, algunos no están confirmados, no sé si te fijaste que no todos pusieron “asistiré” -expliqué.
-Ah… ¿quiénes? -preguntó Martín.
-Y… Pía, Martina, Estefanía… -enumeré.
-¡Qué buen culo que tiene Estefi! -irrumpió Diego.
-Sí, está para darle hasta sacarle petróleo -sumó Nacho.
-Ni que lo digas, yo casi me la garcho -añadió Martín.
Tras la interrupción, continué:
-Fede capaz no viene, Josefina tampoco, Ástrid no sé, y Magui depende qué tan cansada haya vuelto del viaje.
-¿Magui viene sin el novio? -preguntó Diego.
-Si viene, supongo que va a ser sin el novio -auguré.
-¡Nachito se va a poner re contento! -continuó Diego, codeando jocosamente a Nacho.
-Che, bancá, ¿quién carajo es Ástrid? -indagó Martín.
-Una mina que conocí en Facebook, le dije de pasarse un rato -contesté.
-¿Facebook? ¿Qué te pasó? ¿Se te trabó el Tinder, boludo? Ja ja -bromeó Diego.
-Ja ja, no no, pero bueno, no sé si viene -agregué con sequedad, como para cerrar el tema.
-Pará, ¿está buena? -insistió Diego.
-Nah, qué sé yo, no la veo así a ella -respondí, sin ánimos de seguir esa conversación.
-Mostranos una foto boludo, ¿o te la querés quedar para vos? -dijo Martín.
-No, no tengo 4G acá adentro, déjense de joder, ja ja, la van a ver en un rato, fíjense en persona -repliqué.
-Ya la estoy buscando en el evento… A ver, ¡acá está! -sorprendió Nacho.
-A ver -dijeron Diego y Martín al unísono.
-Sólo se pueden ver estas dos fotos, el resto lo tiene todo privado -lamentó Nacho.
-Ah… ¿A esta piba te estás cogiendo? -preguntó Diego.
-No me la estoy cogiendo -acoté.
-¿Pero querés cogértela? -sumó Martín.
-La mina me cae bien, y la invité a mi cumpleaños, fin -comenté.
-¿La conocés personalmente, no? -preguntó Nacho.
-Sí, la vi un par de veces -expliqué.
-¿Y es más linda en persona? Ja ja -bromeó Martín.
-Es como en las fotos -contesté, todavía queriendo que se acabara esa conversación.
-Ya está, dejalo, le gusta esta piba, ya fue, no lo jodamos. El que no se haya comido un bagallo, ¡que arroje la primera piedra! -bromeó también Nacho.
-Bueno che, todo muy lindo con esta Ástrid, pero tenemos que irnos, que en un rato cae la gente -apuró Martín.
-Dale, paguemos y vayámonos -concluyó Diego.





Nos fuimos del bar y, cuando llegamos al departamento, ayudamos a Martín a ultimar detalles con la música y las bebidas.

De a poco fueron llegando los invitados, y empezamos a preparar los tragos para las chicas. Al final, contrariamente a lo que creí, los que no estaban confirmados terminaron viniendo, de hecho, algunos hasta trajeron regalos. Cada tanto, revisaba mi celular para ver si había señales de Ástrid, pero fue en vano. Ya me había resignado.

Para despejar mi cabeza, me puse a hablar con mis compañeras de trabajo, y las terminé juntando con mis amigos. Ahí se sumó también el chico que me recomendó en la empresa, que era bastante simpático, por lo que todo se volvió muy ameno. Si bien todavía no estábamos pasados de rosca, nos reíamos muchísimo y casi a los gritos.


Media hora después, en medio de tanto ruido, se escuchó el timbre, y Martín fue a atender, esquivando a los invitados como podía. Cuando regresó, se acercó y me dijo: “Es esa tal Ástrid”. Lo miré con sorpresa, le pedí las llaves, y enseguida bajé a abrirle.




PARTE 8 https://www.tomasbitocchi.com/2016/04/astrid-parte-8_19.html





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