Nunca me dijo que yo sufría por cosas que no le importaban. Tampoco me avisó que yo le era prescindible, que cuanto más me acercaba, más me detestaba.
Yo lo sabía, y no lo creía. No podía entender cómo lo mejor de mí, era lo peor de su vida.
Con entusiasmo asumí mucho tiempo cosas que no me correspondían:
Sé que voy a perder todo de ella.
Y está tan gris este día...
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