jueves, 14 de noviembre de 2013
El chico
-Estábamos sacados, poníamos música lo más al palo que podíamos sin que se rompieran los parlantes, porque teníamos un equipo de mierda, saturaba todo el tiempo. Después gritábamos arriba de las canciones. A veces desafinábamos, pero porque no prestábamos atención a lo que hacíamos. Seguíamos como si nada, a ella le daba gracia mi euforia, yo golpeaba la mesa todo el tiempo, y también levantaba los brazos: Me sentía un dictador, poderoso e intocable. Ella miraba, miraba y reía, estaba drogada, y creo que yo también.
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