Estoy intentando vivir de otra manera.
No hablo si no tengo nada que me parezca necesario decir. Y cuando lo hago, intento ser cortés.
Si me hablan en persona, respondo siempre con la mayor amabilidad posible.
Si me hablan en Internet, respondo sólo cuando tengo predisposición para hacerlo.
Uso las redes sociales solamente cuando quiero hablar con mis amigos y gente que aprecio.
También trato de no sufrir por cosas que no pasaron. Y por las que ya pasaron tampoco.
Cuando me ataca la codicia, la soberbia o el rencor, me recuerdo que sólo soy uno más en el mundo. Soy carne y hueso como cualquier otro ser humano.
Si hay un problema, intento resolverlo cuanto antes. Si no lo puedo resolver cuanto antes, acepto que llevará tiempo y que no se puede tener todo bajo control.
Mi cuerpo envejece y se deteriora sin mi consentimiento. Y morirá por más que yo no quiera.
En esto intento pensar todos los días.